La Dolce Sita de Microsita

Siento saltarme los resúmenes cronológicos que estaba haciendo de la Semana de la Moda madrileña… Pero teniendo en cuenta que he tenido la gran suerte de asistir a este desfile, no quería tardar en escribir esta crónica.

Así lo tendría todo muy reciente.

Lo primero tengo que dar las gracias a una gran amiga de mi madre que me ha dado la oportunidad no solo de ir al desfile, sino de estar sentada en front row, pudiendo tener a las modelos a escasos metros de mi y poder observar todo al detalle. Algo que aseguro, ¡ha sido una gozada!

Cuando hemos llegado y sentado, a los pocos minutos ha empezado la entrega de mejor modelo y mejor colección. Nicolas Vaudelet ha recogido su premio muy emocionado y, el pobre, sin encontrar las palabras. Pero ha sido conmovedor verle agradecer a tantas personas su premio. La modelo elegida, recuerdo que se llamaba Lourdes porque Martina Klein se equivoco de nombre, pero no me acuerdo de su apellido. Mañana sin falta os lo dejo escrito aquí.

Ahora paso a lo que más me interesa: el desfile.

No creo que haya sido por estar en primera fila, de hecho lo dudo. Pero el desfile ha sido impecable. En su organización, en su colección, en la elección de la música, de la escenografía: todo impresionante.

Reconozco que nunca me había atraído el mundo de las pieles porque pensaba que poco se hacia fuera del típico “abrigo de visón de la abuela”. Pero he aquí mi sorpresa que este diseñador me ha sacado de mi error.

Me faltan palabras para definir lo que he sentido. Pero puedo resumirlo en que me ha transportado al mundo de los locos años 20 de la mano de abrigos estilo Chanel y diseños propios de Lanvin. Miguel Marinero ha demostrado su savoir faire en sus pieles, los cortes, el trabajo de cada objeto: desde la locura de sus abrigos hasta los caprichos de sus tocados y bolsos… ¡Todo me lo quería quedar!

Aun están en mi retina esa modelo de color bailando como en un cabaret, las seis modelos vestidas de rojo rompiendo de golpe el ritmo cromático que había hasta ese momento, esa pareja vestida en piel sentada en doradas sillas… No puedo explicar bien qué he sentido, pero si os dejo aquí imágenes para que juzguéis por vosotros mismos. (Las que tienen peor definición, por supuesto, son las mías. No quería molestar con el flash).

Como nota curiosa, a mitad de desfile han aparecido los defensores de los derechos de los animales, muy típico de los desfiles de peletería. La respuesta del diseñador: la siguiente modelo ha salido con un cartel “No a la intolerancia, Si al respeto de las ideas”. Una protesta simple y eficaz.

Por ultimo contar como anécdota que ha sido un placer conocer en persona al diseñador, que encima me ha regalado unos elogios, que hasta la amiga de mi madre se ha reído, porque soy tímida y me puse colorada.

Bss